En el evangelio de san Juan encontramos que nos dice que hay dos tipos de personas: las carnales y las espirituales, o sea, las personas que se dejan guiar por criterios de la carne y los que se dejan guiar por el Espíritu Santo. Para san Juan las características de la persona espiritual son:
- Nacer de nuevo : Quien se bautiza renace a una vida nueva que viene del Espíritu de Dios. Quien nace de nuevo no puede dar fruto si no está unido a Jesús de una manera muy íntima.
- La Eucaristía como alimento : Quien ha nacido de nuevo según el Espíritu, necesita de un alimento espiritual que es la Eucaristía. Este alimento fortalece toda su vida y le da valor para continuar adelante en su caminar de cristiano.
- Dejarse habitar por la Trinidad : Cuando una criatura nueva se alimenta de la Eucaristía y va creciendo en su vida de seguimiento, va experimentando que en su vida cada día aparece más presente el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
- La unión de la vida espiritual con los demás es a través del amor al prójimo: En varias ocasiones Jesús nos recordó el mandamiento del amor hacia los otros e incluso nos dijo: “Un nuevo mandamiento les doy: que se amen los unos a los otros como yo les he amado, así también ámense mutuamente. En esto conocerán todos que son mis discípulos: si se aman los unos a los otros”. (Jn 13, 34-35).
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